Por: Belén Alarcón
Directora Plataforma Sur
Recientemente la prensa regional, reportó los grandes excedentes registrados por almacenes Éxito, de la multinacional francesa Casino, cuyas utilidades netas ascendieron según el medio, a $475.30´000.000 en el año 2012, un 22% más que el año anterior. En otra noticia el Alcalde de Neiva aparece en acto público, haciendo el corte de banda en la inauguración de la tercera tienda Olimpica en barrios del sur, mientras las directivas nacionales sonríen satisfechos y declaran a la prensa: “El Huila nos interesa mucho, Neiva también. Nos interesa llegar a todo el departamento. Es una zona con un desarrollo muy interesante por el tema petrolero”.
Si la razón de ser del funcionario público es velar por el bienestar social y el interés público, es decir, el de la comunidad, no por el privado, ¿qué hace el Alcalde en la inauguración de un supermercado privado? ¿Acaso las ganancias son para la comunidad huilense? O, ¿acaso el Alcalde va a hacer control a la empresa privada para que cumpla con su responsabilidad social empresarial? O, ¿hay algún interés en debilitar las tiendas de barrio?
El apoyo a la inversión privada por parte de las instituciones públicas, ha sido justificado bajo la idea de “desarrollo”. Pero, ¿qué es el desarrollo para nuestras autoridades? ¿Está pensado desde el interés individual por encima de la pobreza de muchos? Porque también el “desarrollo” se ha maquillado “estéticamente” con grandes infraestructuras, luces de colores, publicidad y esas maneras de habitar que parecen más civilizadas, para impresionar provincianos.
Si desarrollo es llenar el territorio de más y más grandes empresas privadas que ofrezcan servicios y productos, muchas veces superfluos, ¿la presencia de nuevos Éxitos, Olímpicas, Homecenters… ha traído un mejor vivir para los huilenses? ¿La inversión privada en el departamento ha disminuido la pobreza, o a quiénes ha beneficiado? Cabe preguntarnos cuál es el desarrollo que queremos. ¿Cómo debe ser el crecimiento económico de una comunidad?
No informaron los periódicos de marras, que tan maravillosos excedentes están soportados en las condiciones indignas a que someten a jóvenes estudiantes, quienes sin apoyo estatal para acceder a la educación, deben ocuparse, sin pago, como empacadores en dichos almacenes, a la espera de monedas que como acto de caridad o de limosna les otorguen los clientes.
El éxito del Éxito, miserabiliza a los jóvenes del Huila, cuando les niega sus mínimos derechos laborales y las autoridades cohonestan, si a cambio de cortar cintas que provocan la risa cínica de los dueños del negocio; no exigen, al menos, como responsabilidad social a la empresa privada, que ante las exuberantes ganancias que generan para sí mismos, retribuyan, en cuando sea, en empleo digno para los huilenses.