El pasado 17 de octubre el
gobierno departamental del Huila y el gobierno municipal de Neiva firmaron un acta de compromiso de 34
puntos como garantía para el levantamiento del paro campesino que tuvo una
duración de 9 días en las principales carreteras del Huila. Luego de la firma
de este acuerdo se han venido llevando a cabo unas mesas de concertación
temáticas entre los voceros del campesinado y el gobierno, con el fin de dar
desarrollo concreto a cada una de las exigencias del movimiento campesino. A la
fecha se han hecho 3 reuniones: dos sobre el tema de tierras y la última sobre
el tema de vías e infraestructura; se espera que para mañana 21 de noviembre se
realice la reunión de rendición de cuentas con la gobernadora, Cielo González
Villa, para hacer seguimiento a los compromisos adquiridos por el gobierno,
reunión que se llevará a cabo en el salón de los gobernadores a las 9 am.
Sin embargo, los augurios no son
muy alentadores, pues no ha habido voluntad política efectiva por parte del
gobierno departamental, local y nacional, ya que ha habido ausencia generalizada
de la institucionalidad en las reuniones, a las cuales envían funcionarios sin
capacidad de decisión ni maniobrabilidad política, quienes frente a la demanda
de derechos se han limitado a contestar: “nosotros
no podemos hacer nada, no nos podemos comprometer, nos limitamos a cumplir la
ley, busquen otras vías constitucionales”.
Frente a esta afirmación cabe la
pregunta: ¿Qué más constitucional que el constituyente primario? Los campesinos
han hecho la tarea, han llegado puntuales a las reuniones desde sus lugares de
origen, han preparado sus intervenciones y propuestas, tienen proyectos concretos
para presentar al gobierno, en resumidas cuentas, han hecho uso de su
representación directa como constituyente primario del Estado social de derecho
con la palabra y la constitución como herramientas idóneas de la democracia (el
gobierno de todos). Mientras los funcionarios públicos se tiran la pelota: “eso le corresponde al gobierno nacional”
dicen los locales, los funcionarios enviados por los ministerios argumentan que
sin la presencia de los gobiernos locales no pueden hacer nada, las alcaldías
de los municipios no asisten, y así sucesivamente.
Las reuniones y los ánimos se
desgastan y los campesinos se sienten burlados. ¿Qué pasará mañana? ¿Se seguirá
repitiendo el ejercicio de la “democracia” sin derechos, sin respeto, sin
reconocimiento? No se trata solamente de que los funcionarios aparezcan
públicamente ante el show mediático, sino de que cumplan el trabajo para el que
fueron elegidos, presentando soluciones reales a la ciudadanía.