DE LA OPOSICIÓN Y LA CONSPIRACIÓN

Por: Belén Alarcón Alarcón
Directora Plataforma Sur



El Foro Nacional convocado por el Gobierno y las FARC, sobre el tema de la participación política de los colombianos, incluidos los insurgentes, en el caso en que la negociación llegue a feliz término, sesionó en Bogotá los días 28, 29 y 30 de abril del 2013, coordinado por la Universidad Nacional y el PNUD. Todos los partidos y movimientos políticos del país participaron, con excepción del Centro Democrático, naciente partido del uribismo, hecho que para algunos ya es un indicador de su aislamiento.

El Foro contó con la participación de importantes delegados internacionales, de Chile, El Salvador, Filipinas, Sudáfrica y Uruguay. Recibió directamente el saludo del presidente del Uruguay y el del clérigo y pacifista sudafricano Desmond Tutú, reconocido por su lucha contra el Apartheid, al igual que el de los premios Nobel Oscar Arias de Costa Rica y Rigoberta Menchú de Guatemala. De estos países que han vivido conflictos y dictaduras y de estos personajes que se han posterizado por su contribución decidida en la resolución de los mismos por la vía de la negociación, el II Foro recibió la simpatía que en el concierto internacional despiertan los diálogos colombianos, y recogió ricas experiencias de dichos procesos.

No menor fue el interés de la sociedad colombiana demostrado en la activa participación, que a pesar de haber sido restringida, contó con 1.265 participantes de todo el país, incluidos los partidos  y 148 movimientos políticos, 143 movimientos y organizaciones sociales y 139 organizaciones de mujeres. Las  400 ponencias aportadas apuntaron al tema de la democratización del país y la refrendación de los acuerdos a través de una Asamblea Nacional Constituyente.

Este segundo punto de la agenda resulta trascendental por cuanto se corresponde con la almendra del proceso de paz, pues la insurgencia siempre ha argumentado su decisión de acudir a las armas al no encontrar en el espectro político tradicional, ambientes favorables a una plena democracia que garantice los derechos de los colombianos.

La posición uribista antidiálogos, hoy acompañada por un sector minoritario resulta aislante y  retrógrada,  aunque no por ello menos dañina. Se empeña en colocarle obstáculos al proceso de paz, con actitudes que rayan ya en la conspiración y el complot, con graves efectos de desestabilización al gobierno Santos, como se evidenció con la publicación de las coordenadas (secreto de Estado), para hacer fracasar la salida de delegados de las FARC a la mesa de negociación en la Habana. Igual efecto demoledor de los diálogos buscan las vallas publicitarias del exvicepresidente Santos. Sin embargo la impactante demostración de respaldo con la marcha del pasado 9 de abril, es una prueba más de la confianza de los colombianos, que mayoritariamente rodeamos el proceso.