PONENCIA AL 2° FORO DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA






Ponencia presentada al foro "Participación Política", realizado en la ciudad de Bogotá los días 28, 29 y 30 de abril del 2013, en el marco de las negociaciones entre las FARC y el Gobierno Nacional para la terminación del conflicto. El evento estuvo coordinado por la Universidad Nacional y el PNUD.

Este foro contó con la participación de importantes delegados internacionales, 1265 participantes de todo el país, 154 partidos políticos, 148 movimientos políticos, 143 movimientos y organizaciones sociales, 139 organizaciones de mujeres y 400 ponencias que apuntan al tema de la participación política de la sociedad en su conjunto y la de los insurgentes reinstitucionalizados en una eventual terminación del conflicto.

El contenido de esta ponencia elaborada por la organización social PLATAFORMA SUR -que coincidió con muchas de las propuestas allí presentadas- hace parte de los documentos producto de este foro que serán allegados a la mesa de negociación de la Habana.




1. OBJETIVOS DE LA PONENCIA

1.1  Contextualizar histórica, política, económica y culturalmente la discusión alrededor del 2° tema de la Mesa de Diálogo de la Habana,  “Acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, que trata sobre las garantías de participación política en el país, así como de sus tres subtemas:

a. Derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general, y en particular para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del Acuerdo Final. Acceso a medios de comunicación.
b. Mecanismos democráticos de participación ciudadana, incluidos los de participación directa, en los diferentes niveles y diversos temas.
c. Derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general, y en particular para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del Acuerdo Final. Acceso a medios de comunicación.

1.2 Aportar propuestas de fondo para que sean tenidas en cuenta en la Mesa en términos de principios, contenidos y estrategias, en relación con los temas anteriores,  indispensables para avanzar hacia una propuesta de país con una democracia avanzada y participativa, propuestas que recogen las experiencias, investigaciones y reflexiones de los miembros de nuestra organización.


2. CONTEXTUALIZACIÓN Y PAUTAS PARA GARANTIZAR LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA

La paz en Colombia, ha quedado demostrado, es el proceso de maduración social, económica y política que le abra las puertas a la justicia social y a la democracia política. En consecuencia, el acuerdo para la terminación del conflicto armado, objeto de las conversaciones de La Habana, solo es posible si se acuerda entre el gobierno y la insurgencia, con participación de la sociedad sociedad civil, las condiciones para la transformación y restitución de la institucionalidad y el inicio de una profunda reforma política que adecúe la participación ciudadana al tamaño de un Estado verdaderamente democrático. Este proceso de conversaciones gobierno-guerrilla, indudablemente requiere garantías y soportes para su culminación y refrendación por mecanismos plebicitarios constituyentes que reafirmen la voluntad de todos los colombianos de vivir en una Colombia en paz con justicia social.

2.1 constantes históricas QUE INFLUYEN EN RELACIÓN CON LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO ARMADO Y LA CONSTRUCIÓN DE LA PAZ EN COLOMBIA:

2.1.1 Efectos del colonialismo, neocolonialismo y globalización en la Colombia actual: El sistema capitalista globalizado, que es la más acabada expresión del capitalismo monopólico, en estos momentos vive su crisis general, y ubica a Colombia como un enclave estratégico para mantener los intereses de los países potencia (EU, Unión Europea, Japón, entre otros). En este sentido, el modelo económico del primer mundo ha sido replicado en el tercero para así desarrollar el engranaje político que le da vida y perpetuidad a las potencias. A cambio de la aplicación de políticas macroeconómicas, estos países han financiado la guerra que se libra al interior del país; “El Plan Colombia” es uno de esos planes de financiación militar con la justificación de acabar con el narco-terrorismo.
Se pone de presente la dependencia político-económica de nuestro país frente a las potencias económicas que han implementado un modelo inequitativo, de violencia y pobreza. El punto aquí sería la capacidad de nuestro gobierno nacional para deshacerse del imperativo del primer mundo, construir país con sus ciudadanos y afrontar el fin de este tipo de planes militares en Colombia.

En la Mesa debe quedar claro cómo van a seguir jugando quienes históricamente y hasta hoy, han estado dictando desde ultramar las pautas en lo económico, político, social y cultural, intervencionismo que se ha disfrazado de antiterrorismo, –que garantiza la pervivencia del modelo neocolonial-, y que hoy adiciona el disfraz de la lucha contra narcotráfico. De ahí la importancia y significación de la reciente solicitud de las FARC de que en la Mesa de Dipálgos se sienten también los representantes de Washington.

A pesar de lo anterior, en la coyuntura las negociaciones de paz gobierno-FARC-EP cuenta con bastantes factores a favor: la agudización de la crisis del modelo en Europa y EU, lo que ha incrementado la movilización social en los países que ven perdidas sus conquistas sociales de siglos; el desarrollo de propuestas socialistas en países vecinos y la nueva integración económica que se despliega en latinoamerica con la UNASUR, ALBA, MERCOSUR y CELAC; la globalización de la pobreza en nuestros pueblos que nos ha llevado a un despertar movilizador, forzado por el hambre, desempleo, desplazamiento, etc.; la agudización del despojo, especialmente por el capital minero-energético con la aceleración de esta locomotora del “desarrollo”, lo que ha venido movilizando a las comunidades por la defensa del territorio y la protección de los ecosistemas; la reactivación del movimiento de sectores golpeados, perseguidos y asesinados como el estudiantil, el campesino, el indígena, el de negritudes y los LGBTI. En suma, la globalización del modelo neoliberal ha generado también el despertar, la profundización y la globalización de las luchas sociales.

2.1.2 Violencia, narcotráfico, corrupción y desigualdad, eventuales catalizadores de un proceso de paz. Que el pueblo colombiano está cansado de la violencia lo demuestra el apoyo creciente a la iniciativa de paz que se cocina en la Habana y a las que se ven venir de las demás fuerzas insurgentes. Eso explica fenómenos inéditos como la gran movilización por la paz que se volcó sobre la capital el pasado 9 de abril. Sin embargo, la elite más corrupta, ultraderechista y más ligada al narcotráfico y al paramilitarismo -que hoy se hace llamar “bacrim”-, aupada por el expresidente Uribe, se opone radicalmente a los diálogos de paz. Al parecer un interés económico personal es lo que hace inevitable el interés político que a su vez es personalista y representa a un sector muy pequeño de la sociedad colombiana también llevada de su interés privado que no general: el gran negocio de la guerra, que también mueve a las élites militares y de policía y a estrechos círculos; el gran negocio del narcotráfico y renglones conexos, (banqueros lavadores, contrabandistas, traficantes de personas, grandes ganaderos rentistas del latifundio, etc.), pues reconocidos economistas muestran que entran más divisas a Colombia (cerca de US 20.000 al año) por lavado de activos que por todas las demás exportaciones.

Adicionalmente, en uno de los países más desiguales del mundo y donde nunca ha sido posible una reforma agraria en favor de los campesinos: lo que se ha visto en los últimos años es una contrarreforma agraria con millones de campesinos desplazados y de hectáreas robadas por viejas y nuevas élites terratenientes. La tímida Ley 1448/11 de Víctimas y Restitución de Tierras no se ha aplicado sino en mínima parte, y se ve al Estado en incapacidad de implementarla, pues los victimarios (sectores que se oponen a las tratativas de paz) siguen envalentonados y continúan segando la vida de los líderes que se atrevan a reclamar sus derechos. La principal paradoja del Estado colombiano actual radica en que el ejecutivo se muestra incapaz de materializarar lo que el legislativo aprobó, lo cual refleja una profunda división entre la misma elite política colombiana: un gran sector “progresista” que ya no confía plenamente en el averiado modelo neoliberal, por lo cual prefiere acercarse a los modelos reformistas del resto del subcontinente, frente a otro gran sector de derecha recalcitrante que quiere mantener intacto, a sangre y fuego, el caduco orden neocolonial. Esta división es tan significativa, que hasta las instituciones más puristas de la ultraderecha, como el partido Puro Centro Democrático, resultó fracturado en los últimos días con el nuevo liderazgo disidente que puede cobrar uno de sus principales fundadores, el excomisionado de paz Luis Carlos Restrepo, quien en su reciente carta llama a respaldar los diálogos de paz. Adicionalmente, debe sopesarse que la actitud asumida por la Casa Blanca y el Pentágono tendrán un peso muy importante en el futuro de las negociaciones de paz, y tal actitud aún no parece estar clara. Prueba de ello, es su insistencia en impedir la participación de Simón Trinidad en la comisión negociadora. Si Obama se inclinara por permitirlo, podría tomarse como una señal real favorable a los diálogos. De ahí que el gobierno Santos deberá presionar seriamente esta solicitud.

Igual que en el campo, la tendencia a la concentración de la riqueza en la ciudad es acelerada, lo que profundiza los niveles de pobreza e indigencia. Es obvio que los usufructuarios de este “orden” absurdo, no van a querer cederle espacio a quienes pregonamos la necesidad de una paz negociada con justicia social, pues correrían riesgos de ver recortados sus privilegios. A favor de la salida negociada se anota esta división coyuntural de la burguesía colombiana, por cuanto los beneficiarios del modelo imperante son cada vez menos, mientras crece el número y la conciencia de la elite que estaría dispuesta a participar en un nuevo orden social, signado por condiciones de pacificación; igualmente es notoria la pérdida de credibilidad y gobernabilidad de las redes políticas dominantes que, entre otras, se habían comprometido a desmontar el paramilitarismo y el terrorismo de Estado, fenómenos que siguen al orden del día golpeando a las comunidades y a sectores organizados. No obstante, el camino no se ve claro y éste sólo podría despejarse como resultado de un nuevo pacto social, donde todos los sectores de la sociedad se comprometan en un pacto político, económico, social y cultural, capaz de virar el contexto de violencia en el que hemos estado avocados los colombianos desde épocas inmemoriales. Por las dimensiones de este desafío tal pacto sólo podría cimentarse recurriendo a una Asamblea Nacional Constituyente en la cual la mayoría constituyente, a diferencia de la de 1991, lleven una real vocería popular.    


2.2 LA NECESIDAD DE LA RECONTEXTUALIZACIÓN SOCIO-CULTURAL PARA UNA CULTURA DE PAZ Y LA PARTICIPACIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL

Ante los grandes desafíos de una apuesta triunfadora para la propuesta de paz, necesariamente ha de consultarse la dinámica sociocultural de la sociedad colombiana, con el fin de poner a jugar a favor de la paz a las inmensas fuerzas sociales, que hoy se encuentran sectorizadas y divididas. En aras de la brevedad consideraremos por separado a: los partidos y movimientos políticos, las ramas del poder público, las iglesias, las organizaciones sociales, los medios masivos y el aparato educativo.

2.2.1 Los partidos políticos deben definir y asumir un papel activo frente a la construcción de la paz. En Colombia hay nuevos movimientos políticos que han cerrado filas frente a los retos de la solución política negociada al conflicto y la participación decidida de estos en las conversaciones para poner fin al conflicto, pero para que su papel sea realmente eficaz se debe definir su estatus político y jurídico. En un país fragmentado en pequeños partidos, la construcción de esta gran apuesta política debe concentrar todos los sectores, fuerzas y organizaciones que respalden la actual  coyuntura de conversaciones para la terminación del conflicto.
Esto dará una dinámica mayor y más participativa para los inminentes debates electorales del 2014, debates para que se recupere el componente programático y las iniciativas sociales y políticas de reconstrucción del país y se vigorice la discusión sobre el tipo de país que soñamos, marco en el cual se perfilarán los nuevos liderazgos.

2.2.2 Las diferentes ramas del poder público por mandato constitucional deben aportar a la construcción de la paz. Ya el Ejecutivo, con el presidente Santos a la cabeza, está dando un buen ejemplo de su voluntad constructora de paz, lo que en la coyuntura parece estar ligado indisolublemente a su reelección. Algunos sectores de la izquierda deberían permitirse barajar sin pasión esta opción coyuntural en aras de la consolidación del proceso, pues el mandatario parece decidido a jugársela frente al resto de la elite gobernante. Adicionalmente, cada ministerio, entidad descentralizada, gobernación y alcaldía deberán expresar públicamente su posición y su estrategia para aportar en la construcción de la paz en la actual coyuntura y poner a trabajar a todos los funcionarios públicos en tal dirección.
Al igual, el legislativo en sus diversos niveles ha de discutir y aprobar proposiciones en donde las mayorías fijen sus posturas y definan sus estrategias de cara al país para alimentar el proceso de paz. Uno de sus grandes aportes deberá ser la concertación con los demás poderes, el movimiento social y los insurgentes para la creación de la Comisión de la Verdad para que investigue a fondo el genocidio colombiano y el despojo paramilitar, así como las irregularidades que puedan haber cometido los insurgentes y las fuerzas estatales, al igual que la dinámica de la reparación de las víctimas, aspecto éste que compete en primera instancia al Estado. Urge igualmente al congreso la reglamentación del de la Ley Marco para la Paz, a fin de viabilizar su aplicación generosa en el evento de la firma para la terminación del conflicto, que garantice la vinculación de los alzados en la dinámica de la construcción de paz con justicia social. En otras circunstancias será difícil y aún imposible el avance en la construcción de la paz estable y duradera.

Al poder judicial le compete también asumir posiciones claras, las que ya se comienzan a aclarar con la postura del fiscal general Eduardo Montealegre, claramente orientada a garantizar la inclusión de los insurgentes y la posibilidad de su plena participación en la política institucional. Compete a la Corte Constitucional en esta hora crucial dar su aprobación a la Ley Marco Jurídico para la Paz, sin cuya concurrencia difícilmente los diálogos de la Habana podrían continuar.
A las instancias que han definido una actitud francamente violatoria de la Constitución, cual es el caso del procurador Ordóñez, ha de generarse un movimiento de opinión por las instancias competentes para que sena removidos de sus cargos sin perjuicio de los juicios disciplinarios, políticos y penales por los daños sobrevinientes contra el pueblo colombiano.  

2.2.3 Las iglesias han de recuperar su esencial compromiso con los débiles que son las mayores víctimas de la guerra. Las diversas iglesias se replantean volver a la esencia del Evangelio Cristiano en su compromiso con los pobres y oprimidos. Con el peso e incidencia que tienen las iglesias y, en particular la Católica en el pueblo colombiano, es su deber principal en la coyuntura llamar a las feligresías a tomar parte activa en la construcción de la paz, superando la apatía o la indiferencia con la construcción de la paz en nuestro país. Estrategias  que debería estudiar la Mesa para concertar con las jerarquías religiosas estrategias de socialización y sensibilización del proceso de construcción de iniciativas de paz, entre otras: concertar con las jerarquías una visita papal al país, comprometida con un llamado activo hacia la construcción de la paz; elaborar un catecismo para la paz que pueda ser estudiado o practicado por sus diferentes estructuras orgánicas y comunidades; impulsar su participación en la Asamblea Nacional Constituyente, -ANC- como uno de los sectores más representativos del pueblo colombiano. 

2.2.4 Al igual que los partidos, las organizaciones sociales han de comprometerse en la construcción de la paz. El concepto de organizaciones sociales –OS- aquí lo tomamos con mayor extensión que el de ONGs: abarca a sindicatos, ONGS, asociaciones, corporaciones, empresas, clubes, etc. En la actual coyuntura nacional, al interior de cada OS ha de motivarse la discusión y la toma de posición frente a la construcción de la paz como el bien común de todos. Así, retomando la invitación del escritor William Ospina, todas las OS han de participar en la “construcción de la paz antes de la paz”, como condición indispensable para que se consolide y se institucionalice en medio de tantos enemigos agazapados, los más, y declarados, los menos.
Es necesario que cada OS convoque a sus respectivas asambleas o congresos para que definan las estrategias programáticas y operativas con las que van a participar en la construcción de la paz. Debe así refrendarse que la paz no es una resultante de una decisión burocrática del gobierno y las guerrillas, sino una responsabilidad de todos los colombianos, pues casi todos nos hallamos adscritos a una o varias OS. Particular responsabilidad atañe a los representantes de la sociedad civil que lideran las grandes OS del país como las sindicales, campesinas, estudiantiles, indígenas, negritudes, de mujeres y movimiento LGBTI. Su accionar frente a la construcción de la paz será definitivo para hacerla realidad.
   
2.2.5 Los medios masivos como constructores de opinión pública tienen la mayor responsabilidad social en la construcción de la paz. Es de esperarse que los medios masivos de comunicación asuman, en general, una actitud prevenida hacia el actual proceso de paz. Sin embargo, es necesario llamarlos a que cumplan con su responsabilidad social comunicacional que garantice el derecho a la información de los ciudadanos. Los medios de comunicación deberán ajustarse a una reglamentación y regulación por parte del Estado y de la sociedad orientados a cumplir los fines de la construcción de paz en nuestro país. Se requerirá pactar en la Habana, estrategias informativas masivas que permitan mostrar el verdadero valor y sentido de los avances en las tratativas de paz; las partes deberán crear una Comisión Especial de Comunicación que pueda hacer llegar con carácter obligatorio a toda la opinión pública y por todos los medios: la información sobre las propuestas que las partes y la sociedad en su conjunto ponen sobre la mesa. De esta manera se esperaría cohesionar una opinión pública alrededor de las iniciativas constructoras de paz.

2.2.6  El aparato educativo debe asumir su obligación de generar consciencia y compromiso en la construcción de la paz. Siendo el aparato educativo una herramienta tan poderosa en el moldeamiento de la conciencia de las nuevas generaciones y en los padres de familia, deben impartirse directrices desde las más altas instancias gubernamental y gremiales para que se tome en serio esta responsabilidad que ha de concretarse en las clases y demás actuaciones académicas. Cabe aquí hacer un fraternal llamado a los (las) educadores(as) para que se sacudan del acomodamiento y anquilosamiento que parece predominar en las instituciones educativas, en relación con la responsabilidad de aportar a la construcción de la nueva Colombia en paz con justicia social. Cada educador debe saber que puede hacer algo en tal dirección y llevarlo a la práctica. Las instancias de administración y control de la educación deberán instaurar la cátedra de la paz y otros programas de capacitación y apoyo en todas instituciones educativas y niveles, de tal manera que se vea un renacer cultural con los nuevos vientos de paz, revoluciones y reformas socioeconómicas y culturales que soplan ya en la mayoría de los países de América Latina. Las instituciones educativas en su programa especial de educación para la paz deberá incluir un capítulo que incluya una pedagogía para la paz y la participación política destinado a directivos, docentes y estudiantes.


3. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS ESPECÍFICAS FRENTE AL 2° TEMA Y LOS SUBTEMAS DE NEGOCIACIÓN

3.1 FRENTE AL  “Acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, que trata sobre las garantías de participación política en el país

Sopesando los pros y los contras de la coyuntura en relación con los diálogos de paz entre los alzados y el gobierno se concluye que pesan más las condiciones favorables que las desfavorables para llegar a buen puerto, pero que para su éxito se requieren varios componentes indispensables a saber:

- Promover la participación de las instancias institucionales y de las diferentes formas organizativas de la sociedad civil en un único haz de voluntades que se comprometan para neutralizar a los enemigos de la paz, al tiempo que han de emprender, desde sus particularidades, programas concretos constructores de paz.

- Pactar una única hoja de ruta que comprometa a todos los actores del conflicto con el acompañamiento decidido de la comunidad internacional para avanzar en la construcción de la justicia social y el establecimiento de la memoria histórica.

- Pactar la  institucionalización de un programa amplio y generoso que acoja a los alzados y los integre en la construcción de las nuevas estructuras garantes de la paz y la justicia social. Estas estructuras deberán abarcar tanto a la sociedad civil como a las instancias estales, incluidas las militares.

En cuanto a la hoja de ruta, deberán negociarse y consensuarse entre las partes al menos las siguientes estrategias:
- Aprobación en la Corte Constitucional de la Ley Marco Legal para la Paz ya aprobada en el congreso.
- Aprobación en el congreso con moción de urgencia del gobierno, la ley reglamentaria de la aplicación de la Ley Marco Legal para la Paz que garantice la inclusión de los insurgentes con derechos políticos plenos para asumir cargos en todas las instancias del Estado. Sin menos cabo de responsabilidades por delitos de lesa humanidad que puedan haberse cometido en el curso del conflicto y posibles formas alternativas de resarcimiento, a partir de normas de justicia transicional.

- Convocatoria de un referendo en el que se consulte a los colombianos sobre su voluntad de refrendar los acuerdos mediante el mecanismo de una ANC de amplia representación popular que deberá consagrar reformas estructurales en una nueva constitución política. Para su aprobación será necesaria la instauración de una pedagogía nacional para la paz, un programa de una Comisión Especial de Comunicaciones, potenciada para informar objetivamente sobre lo pactado, las estrategias y las responsabilidades de las diferentes instancias estatales y de la sociedad civil, así como sobre el compromiso concreto de estas instancias con la construcción de la paz duradera con justicia social.

- Convocatoria de la ANC en el evento de que el referendo fuera aprobado en las urnas. Para que ésta logre los objetivos buscados, los Acuerdos deberán incluir las estrategias para asegurar una configuración con presencia mayoritaria de los sectores sociales organizados. Para asegurar esta mayoría cualitativa en la ANC deberá pactarse y consultarse en el referendo que al menos la mitad más uno de los constituyentes sean elegidos directamente por los grandes sectores socales organizados de cobertura nacional. El porcentaje restante de los constituyentes sería elegido por voto nacional y abierto.

3.2 FRENTE A Derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general, y en particular para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del Acuerdo Final. Acceso a medios de comunicación

la nueva Constitución Política deberá establecer la participación política para todos los ciudadanos, y deberá incluir un nuevo sistema electoral que excluya el clientelismo, la corrupción, la compra de votos, para lo cual deberá prever mecanismos estatales de financiación de los partidos políticos que llenen los requisitos, así como de las campañas electorales. Deberá también echar las bases de un estatuto de la oposición que garantice su pleno ejercicio  y penalice severamente la constricción de los votantes.
Condición indispensable para que estos objetivos se logren, será el desmonte de los grupos paramilitares o BACRIM, depurando sus propias fuerzas militares y neutralizando los carteles del narcotráfico y mafias conexas. Para ello, el Estado deberá comprometerse con la legalización de los estupefacientes y su control, bajo un manejo como problema de salud pública y no como un tema penal.
Es fundamental que el ejercicio del derecho de asociación se negocie como punto especial en la mesa, para fortalecer al movimiento sindical, lo cual animará la presencia de la oposición política y garantizará la participación ciudadana.
Se hace necesaria la construcción del Estatuto de la Oposición, para lo cual será necesario la creación de mesas municipales, departamentales y nacionales.
En cuanto al acceso a la comunicación, además de lo dicho arriba sobre la creación de la Comisión Especial de Comunicación para la superación del conflicto, el Estado deberá fortalecer los medios masivos estatales y los medios alternativos y comunitarios de comunicación, y prever severas sanciones contra aquéllos que contradigan las políticas de paz. 

3.3 Respecto a los Mecanismos democráticos de participación ciudadana, incluidos los de participación directa, en los diferentes niveles y diversos temas
El acuerdo para la terminación del conflicto deberá prever varias medidas que garanticen realmente la participación ciudadana en las diferentes instancias y niveles de la cosa pública, entre otras:
- Los partidos y sus candidatos deben ser programáticos frente a cada aspecto y nivel de la cosa pública y deberán responder ante sus votantes por la ejecución del respectivo programa.
- Deberán preverse mecanismos ágiles para la revocatoria del mandato, o de la elección en caso de incumplimiento comprobado a sus electores en temas del programa.
- El Estado deberá crear un subprograma en el MEN para que ofrezca una educación eficaz a todos los habitantes sobre sus derechos, garantías, posibilidades y responsabilidades políticas, sociales y culturales.
- Se debe hacer énfasis en la participación ciudadana en la elaboración de los planes de desarrollo, de tal manera que los gobernantes deban acoger con carácter obligatorio las demandas comunitarias más fundamentadas, pero teniendo en cuenta las restricciones de políticas y planes de orden superior.
- El Estado deberá crear incentivos reales para los ciudadanos que se distingan en actividades de participación y control en torno a la cosa pública, para lo cual deberá preverse un mayor empoderamiento de instancias como las veedurías ciudadanas y reglamentando su especialización según los sectores de la actividad pública.
- Del mismo modo se ha de prever los incentivos a la actividad autogestionaria, participativa y generosa de los ciudadanos y las comunidades para las soluciones de problemas y necesidades colectivas y la cogestión con las instancias y organismos estatales, así como supervisión y evaluación participativa.
- Deberán igualmente ampliarse y reglamentarse los mecanismos y estrategias públicas de rendición de cuentas de los mandatarios y demás instancias de elección popular, ampliando los canales ciudadanos para el acceso a la información de los entes públicos, de tal manera que se avance significativamente en el control de la corrupción y el clientelismo.
- Finalmente se requiere ampliar la participación ciudadana en la formulación de las leyes, en los distintos niveles. Para ello, es aconsejable disminuir los requisitos y restricciones para que el legislativo asuma el estudio de proyectos de origen popular, pero en particular, aquellos que correspondan a iniciativas de las organizaciones sociales de sectores sociales específicos.
- Es necesario asumir el enfoque territorial parael reconocimiento de las iniciativas terriotriales y regionales de construcción de paz de modo diferenciado, pues no es igual el escenario de construcción de paz en la zona norte del país que en la zona sur, dichas iniciativas diferenciadas territorialmente de construcción de paz deberán ser incorporandolas al proceso de construcción para una paz estable y duradera.

Neiva Huila, abril de 2013.
PLATAFORMA SUR DE PROCESOS SOCIALES