HISTORIA DE UNA DESTITUCIÓN ANUNCIADA

Por:
Belén Alarcón - Directora Plataforma Sur

A los huilenses no los sorprendió la destitución de la gobernadora Cielo González Villa por la procuraduría General de la República, pues el cuatrienio donde fungió como alcaldesa de Neiva, estuvo signado por la corrupción de la que se rumoraba en los ventorrillos, la que por supuesto fue utilizada por sus contradictores en la pasada campaña electoral.

En su momento un grupo de ciudadanos firmamos una carta pública, donde alertábamos a la entonces candidata a la gobernación, de los costos políticos, económicos y de gobernabilidad a los que se sometería al departamento en caso de resultar electa encontrándose en situación subjúdice, condición ésta que determinó su bajo perfil en el escaso año en el que dedicó menos tiempo a gobernar y más para defenderse en los estrados judiciales.

Nadie ni nada pudo atajar su aspiración ni la de su séquito, pues candidata y prohijadores, confiando como confiaron el general Santoyo, Luis Carlos Rstrepo, Pilar Hurtado, Andrés Felipe Arias, Jorge Noguera,… en el poder omnímodo del sátrapa Uribe, no se percataron que el panorama les había cambiado y ya no era la voz chillona del expresidente a la que había que obedecer, sino a la constitución y los tribunales de justicia.

No se entiende así que algunos alcaldes y dirigentes políticos piensen, no obstante el fallo condenatorio, que el Huila ha sufrido una gran pérdida con la destitución de una gobernadora, que en concepto de la justicia y en opinión de muchos ciudadanos honestos faltó gravemente a sus deberes como funcionaria pública. Esta es la cruda realidad que no pueden ocultar quienes con comentarios lisonjeros y apelando a una absurda solidaridad con la destituida, buscan engañar a la opinión pública, tal vez preparándose para la elección de otro de sus conmilitones. Que falta de respeto para la justicia y los electores decentes del departamento.

Sin duda la destitución de la exgobernadora debe ser una lección aprendida para que se produzca un recambio en la élite política cansada, desgastada, sin iniciativa que tanto daño le ha hecho al Huila. Es el momento para que los huilenses replanteemos la manera de hacer política y hagamos un pacto cívico por elegir mandatarios sin tacha, responsabilidad que le cabe a los partidos de presentar candidatos honestos y con iniciativas para enrutar al departamento a la modernidad. El partido de la U y sus jefes nacionales y regionales le deben una disculpa a los huilenses por la defraudación de que fuimos objeto.